Frecuentemente el estrés se relaciona con un aumento de tensión y dolor muscular. Mientras que a algunos les duele el cuello, a otros les puede molestar la espalda, la cadera, o alguna otra parte del cuerpo. Pero, ¿estamos destinados a sufrir dolores cada vez que la situación se ponga difícil? ¿realmente debemos “relajarnos” cuando sabemos que hay problemas que deben ser resueltos? ¿podríamos sacar algo positivo del estrés ya que, inevitablemente, nos acompañará el resto del día?
La tensión muscular es la capacidad de los músculos para activarse cuando necesitamos reaccionar ante algún estímulo interno o externo. Es lo que nos permite levantarnos por la mañana y realizar nuestras actividades de la vida cotidiana, laboral y recreativa. Gracias a la capacidad de nuestros músculos de contraerse podemos expresarnos, desplazarnos, movernos y protegernos ante amenazas. El estrés existe biológicamente como respuesta inmediata a una situación que atenta contra nuestro bienestar.
En otras épocas, el estrés producido por amenazas naturales como depredadores, producía adrenalina y tensión muscular para poder correr y escapar. Hoy en día, el estrés laboral desencadena respuestas químicas y musculares que desafortunadamente no pueden ser “desahogadas” de manera corporalmente aceptable. Como resultado, con el paso del tiempo pueden producir deficiencias posturales y dolor, además de otro tipo de problemas de salud.
Idealmente la tensión muscular debería ser expresada de acuerdo al nivel de estrés, y pasar libremente de un grupo muscular a otro. Si se efectúa una respuesta muscular adecuada a la situación, se puede aprovechar la energía que el estrés genera. Mediante ejercicios simples podemos canalizar la tensión muscular y convertirla en energía bien enfocada para resolver el problema en cuestión. Hábitos como mantener una postura eficiente, alternar posiciones, usar una pelota para liberar puntos de tensión, realizar estiramientos y activaciones musculares, pueden hacer una gran diferencia.
Poniendo en práctica las técnicas posturales y movimientos de RECORP, podemos lograr la distribución equitativa de la tensión en el cuerpo, sacando provecho de las situaciones estresantes. Desde las estaciones de trabajo se puede aprender a usar la tensión a nuestro favor procurando hábitos sencillos para lograr mayor comodidad, menor dolor y mayor rendimiento en las actividades laborales.